sábado, 27 de septiembre de 2008

Las relaciones de compromiso, los nombres, los deberesyderechos la indiferencia que nace de la convivencia etc. Koko está mal, muy mal por lo del padre, está cargando con todo solo (según él, porque atrás estamos yo y su tía todo el tiempo con él). Tiene el deber de sostener a su madre anímicamente (según su mente, porque su mamá está muy fuerte, y aunque no le contaron toda la verdad, se lo tomó bastante bien). Me siento una hija de puta al pensar en mí en este momento, pero como no se lo digo estoy salvada. Pienso que el papá no está tan mal como el lo pinta, tiene una neumonía agravada por el estado de sus pulmones por el cáncer, y aunque está destruido mal, sé que va a salir de esa, no es que el cáncer creció ni nada. Hace unos días que estoy entregada a lo que él necesite y no me da bola, lo toco, le hago una caricia y es como si le molestara, le hablo y nada. En cambio su tía le da dos mimos y él ya está llorando. Después de llorar se va a la computadora a chatear con sus compañeros de trabajo y ahora se mensajea con amigos. Yo soy como su mujer, o sea, nada. Estuve todo el tiempo ocupándome de lo que me pide, y ahora tengo que hacerme cargo de su tía, que es una divina, pero el está en la suya desde hace horas. Solo puedo ocuparme de sus asuntos materiales cual secretaria, pero a mí no me va a confiar sus sentimientos ni se va a apoyar en mí, ni nada. Soy su muqui y secretaria, pero no me deja ser su compañera. Y me duele y quiero pegarle. Nada, eso, la convivencia.

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