rapidisimo

escribo rapidisimo porque me vuelvo a la casa de suegra. Suegro murió. La muerte no existe, es cierto, sentíamos todos que él estaba ahí con nosotros riéndose de las instituciones religiosas, del velatorio ridículo y morboso, del cura (aun que dijo lindas palabras no dejaban de ser una convención). El estaba frío y duro, con otra cara que no se parecía a él. Era su versión de muerto. Prontamente me imaginé mi cara de muerta y dije no debe ser tan malo morirse. Pero que mejor me maquillen para la ocasión. Koko se la bancó y de a ratos se reía y se inflamaba porque no estaba de acuerdo en nada, quería que simplemente se terminara y todo fuera un sueño. Lo admiro, aunque dónde se irá el dolor? Si mi viejo se muere yo me desespero me vuelvo loca de pasión de dolor. El estaba ahí con su cara de nada, a veces llorisqueaba pero se mantenía fuerte, duro. La Gran Madre del Mal le dijo: Vos tenés que ser fuerte, fuerte, fuerte como una piedra, porque ahora sos el hombre de la casa. Yo le pedí que exhorsisara esas palabras de manera urgente antes de que le penetren en el subconsciente y se conviertan en mandamientos. A veces todo es un quilombo. En el medio de todo me tiré el tarot con un vidente que está en el Parque Rivadavia. No sabía que hacer con lo que me dijo el otro día, realmente me tenía que ir de la casa ahora que se le viene la hecatombe de mantener él solo a la madre? Se irá a vivir con ella si yo me voy? Se lo comerá a él también? Lo ayuda mi presencia o me ve como otro obstáculo? Todos esos misterios se revelarán prontamente. MIentras tanto, yo ya quedé en ir a ver un depto divino en Parque Patricios con balcón y parqué y kitchinette. La vida sigue, la muerte se entromete, la mente analiza y se marea, el dolor tiñe, paint it todo de black. A veces me siento insensible y superficial, otras veces un maremoto. La familia reía también, comíamos todo el tiempo, de hecho ahora me voy a otra de las cenas antes de que partan a sus casas lejos y todo vuelva a otra diferente normalidad.